Columna radiófonica emitida el 9 de julio de 2014 en el programa “Pa’ que veas” de Radio Monóvar (sección ‘En el punto de mira’) – Última columna de la temporada
A nadie se le escapa que acceder a una beca o a un puesto de trabajo en los tiempos que corren se cotiza más que el oro. Cada vez hay más requisitos, más letra pequeña, más competencia y menos vacantes.
En un intento por facilitar o intentar equilibrar la balanza, el Gobierno y la Conselleria d’Educació se han puesto manos a la obra y han presentado sus medidas estrella del verano. Desde la administración central se ha planteado un nuevo programa para intentar reducir las nefastas cifras de paro juvenil; mientras que la Generalitat trata de paliar la situación de precariedad que padece uno de cada cuatro niños en la Comunitat.
El Consejo de Ministros aprobó el viernes el «Plan de Garantía Juvenil» para facilitar la inserción laboral de los jóvenes entre 16 y 25 años. A pesar de que la medida deja fuera a un amplio espectro de parados, según el INE 840.000 jóvenes podrían beneficiarse, al menos, durante 6 meses. Eso sí, siempre que cumplan con todos los requisitos para acceder a las ayudas, ofertas laborales, prácticas y formación que se han anunciado a bombo y platillo. El problema, como siempre estará en la letra pequeña.
Algo similar ocurre con las ayudas de comedor en la Comunitat Valenciana. Con el mismo presupuesto del curso anterior, 78.6 millones de euros, se otorgarán más becas del 100% y menos de ratios inferiores. Es decir, aumenta el porcentaje de ayudas completas, pero se reducen las ayudas parciales.
En ambos casos, el equilibrio era difícil. Es muy complicado ser equitativo cuando el presupuesto no da para más y las necesidades no dejan de crecer. Pero, a pesar de las buenas intenciones, puede que a la vuelta del verano los problemas sigan ahí. Mientras no se eliminen los parches temporales y se atajen los problemas desde una perspectiva global seguirán quedando asignaturas pendientes.