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Posts Tagged ‘presunción de inocencia’


Columna de opinión radiófonica emitida el 3 de julio de 2013 en el programa “Pa’ que veas” de Radio Monóvar (sección ‘En el punto de mira’).

Al tiempo que los tribunales se llenan de cámaras y la actividad judicial se mediatiza, la opinión pública dicta sentencia. Los juicios paralelos propician que los acusados sean condenados por la audiencia antes de que el caso llegue a los tribunales. Un ejemplo claro lo encontramos en el “Caso Bretón”.

Algunos programas de televisión han encontrado en el caso de los niños de Córdoba, un filón inagotable para aumentar su audiencia. Reportajes, entrevistas, tertulias con psicólogos, criminólogos, detectives, juristas, periodistas de sucesos… La parilla se llena de tertulianos aportando hipótesis y poniendo en funcionamiento el circo mediático, desde que comienzan las investigaciones, hasta que se dicta sentencia.

«¡Luz! ¡Cámara! ¡Acción judicial!» Fuente: http://kcy.me/npa7

La presunción de inocencia se convierte en presunción de culpabilidad y la línea que separa la información y el sensacionalismo se diluye.

Como decía Alfred Hitchcock, “a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima” y puede que el maestro del suspense no fuese tan desencaminado viendo el desmesurado interés que generan los sucesos truculentos en los medios de comunicación.

El “Caso Bretón” no es el primero, ni, por desgracia, será el último. Desde que en la década de los cincuenta, el semanario “El Caso” explotase económicamente el interés del público por los crímenes, los medios, y en especial la televisión, han sabido ganar audiencia a costa de casos como el de las niñas de Alcàsser, el de Rocio Wanninkhof, el “Caso Mari Luz” o el de Marta del Castillo.

Tal vez no podamos evitar emitir juicios de valor, pero sí podemos minimizar el daño que se inflige a los acusados a través de los medios de comunicación y que, a veces, puede ser irreparable.La única forma de conseguirlo es que, como espectadores, demandemos información y no carnaza. Datos y objetividad, frente a hipótesis y opiniones que, por muy fundadas que estén, no dejan de ser meras elucubraciones.

Porque, aunque pueda parecer una perogrullada, los medios nunca deben sustituir a un tribunal, ni la opinión pública ejercer de juez.

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