Columna radiófonica emitida el 16 de abril de 2014 en el programa “Pa’ que veas” de Radio Monóvar (sección ‘En el punto de mira’)
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Con un pleno extraordinario solicitado cuando estaban en la oposición y en el que, mayoritariamente, se han tratado temas de ámbito nacional y autonómico. Así ha comenzado la andadura del gobierno de coalición entre el partido socialista y el grupo independiente al frente de nuestro ayuntamiento.
Tras diez meses de negociaciones fallidas para llevar a cabo una moción de censura que nunca llegó, paradójicamente, la renuncia de Salvador Poveda hizo más por otorgarle la alcaldía a la oposición que por mantener a los populares al frente del gobierno local.
Desde el mismo día en que se hizo pública la renuncia, los cuatro grupos políticos presentes en el pleno del Ayuntamiento movieron ficha. Monóvar retrocedía así hasta el inicio de la legislatura: el empate técnico entre los partidos mayoritarios volvía a otorgarle la llave de gobierno al GIMV y relegaba al BLOC a ejercer de convidado de piedra.
Cada partido preparó su jugada. El PP cometió el error de apostarlo todo a una carta: la de la segunda ronda de votaciones que convertiría a Desirée Bellot en primera alcaldesa de Monóvar. No digo que no negociasen con el grupo independiente, pero desde que los populares quedaron en minoría y tras la denuncia de Carolina Albert contra Bellot, un posible pacto de gobierno entre PP y GIMV parecía improbable, aunque no imposible. Ya sabemos que bajo la máxima de “lo mejor para el pueblo” todo cabe.
Por su parte, el PSOE se ha hecho con la alcaldía con el mismo pacto con el que desde hace meses sólo consiguió amagar con una moción de censura que nunca llegó. Dicen que quien la sigue la consigue y así fue gracias al apoyo de los militantes del grupo independiente.
Ahora se abre una nueva etapa en el Ayuntamiento. Una etapa de cambios que van más allá del traspaso de regidorías. La coalición PSOE-GIMV tiene trece meses por delante para demostrar que las propuestas que realizó desde la oposición no eran sólo un arma arrojadiza con la que poner zancadillas al anterior gobierno. Trece meses en los que el nuevo tándem socialistas-independientes debe evitar caer en el error de querer hacer demasiado en poco tiempo o, por el contrario, quedarse demasiado cortos.
En escasos diez días hemos pasado de un gobierno en minoría y completamente ineficaz, a un gobierno de coalición que tiene la mayoría absoluta para sacar adelante sus propuestas. Esto, a priori, no significa que hayamos mejorado. Tan mala es la inoperancia de una minoría que no es capaz de alcanzar acuerdos, como una mayoría que no necesita dialogar para llevar a cabo su proyecto político.