Hoy me he levantado y, como cada día que me despierto pronto, he desayunado viendo Los desayunos de TVE1. Uno de los titulares que me ha hecho pensar (y del que se ha hablado mucho y se seguirá hablando y debatiendo) lo recogen hoy la mayoría de diario y periódicos:
“El punto caliente de las negociaciones entre sindicatos y Gobierno continúa siendo la jubilación a los 67 años. El Gobierno asegura haber puesto sobre la mesa una propuesta: la jubilación a los 67 años con un mínimo de 37 años cotizados para cobrar la pensión máxima (frente a los 35 años actuales). La edad de retiro permanecería en 65 años para aquellas personas que hubieran cotizado 41 años”.FUENTE: Diario Público
Una no estaba del todo en desacuerdo (y sigue sin estarlo) en el hecho de retrasar la edad de jubilación dos años. Pero claro, una tampoco conocía el dato concreto de la necesidad de cotizar 41 ó 37 años. Porque si haces cálculos… no salen. Tengo 23 años, casi 24. Según los cálculos del gobierno, este año tendría que encontrar el trabajo de mi vida y no soltarlo hasta los 65 años para poder jubilarme a esa edad. Así, sin más y tal y como está el panorama laboral y económico. Por otra parte, si me jubilase a los 67 tendría más tiempo de encontrar un trabajo (hasta los 30) y no soltarlo durante 37 años o bien tendría un margen de 6 años para poder cambiar de trabajo y seguir teniendo la posibilidad de cobrar la pensión completa. Vamos, que lo que me fastidia es el primer punto: el de los 65 años, no el de los 67 que dentro de lo que cabe lo veo hasta factible (con un poco de suerte). Con esa propuesta de mantener la jubilación a los 65 años, lo que se va a obligar a la gentes es a pasarse a la de 67, a no ser que esté currando desde los 16 y pueda cotizar los 41 años incluso con años sabáticos de por medio.
Y digo yo: ¿no sería más fácil modificar el cálculo de las pensiones (aunque nos rasquen más el bolsillo)? Y más todavía: ¿no sería mejor quitar de los presupuestos generales del estado una lista interminable de gastos que cobran unos pocos y hacen que el resto vaya con el cinturón en la garganta? Me refiero, por ejemplo, a sueldos vitalicios de ex políticos. Vale, que se les deje la seguridad, pero que no se les pague un riñón cuando siguen trabajando como consejeros de empresas importantes a sueldo de rey y cobrando (en muchos casos) rentas de países extranjeros. Y hablando del Rey… ¿de verdad necesita casi 9 millones de euros para vivir un año? ¿Y debemos seguir financiando a la Iglesia? ¿No se supone que el nuestro es un Estado aconfesional? ¿O es aconfesional del resto de las religiones pero no de la católica? ¡Cómo mejoraría la educación y la sanidad sin tanto despilfarro!¡ Y cuántas pensiones se podrían pagar!
Todo esto de las pensiones y de los problemas sociales se está debatiendo entre empresarios, sindicatos y gobierno estos días. Las preguntas sin respuesta asaltan mi mente sin parar:
– Sobre la ayuda que ya no se dará de los 400 euros: ¿alguien la controlaba? Es decir, con el subsidio por desempleo normal hay una serie de mecanismos (ínfimos) para controlar que el trabajador en paro que cobra la ayuda no está trabajando a la vez, pero ¿aquí ocurría lo mismo? Sé que no tendría demasiado sentido porque con el subsidio normal se dan casos que dan risa (por desgracia), sobre todo por la zona en la que vivo. Personas que trabajan en el calzado van al INEM a “fichar” con las manos llenas de cola del calzado… Eso sí, se siguen quejando como si sobreviviesen sólo del subsidio, del sueldo que cobran bajo mano no se acuerdan.
– Sobre la economía sumergida: es muy bonito quejarse de que el gobierno retira las ayudas a los parados de larga duración mientras se cobran los 400 euros y un sueldo “en negro”. Tal vez ese sea el problema de que se retire la ayuda y de que muchas personas que verdaderamente la necesitan se tengan que quedar con una mano delante y la otra detrás. ¡Ya está bien de quejarse de los políticos y de los bancos! La crisis es culpa de todos: de nuestro sistema de vida y de despilfarro que hemos ido incrementando estos últimos años. ¡Ya está bien de sisarle a Hacienda! Que, como decía el eslogan: “Hacienda somos todos”. Hasta que no nos demos cuenta de que la economía sumergida es un problema y que no debemos tolerarla, España no saldrá de la crisis, porque esa parte de la crisis todavía no se ha hecho visible. Claro, por otra parte, somos todos culpables (votemos a quién votemos y si no votamos también porque hay no tendríamos ni derecho a quejarnos) de la elección de los políticos que son los que, a fin de cuentas, toman las decisiones macroeconómicas de nuestro país. Es interesante leer lo que comenta Rosa María Artal (periodista) en su blog (en la entrada también se encarga de rajar, con razón, de los medios de comunicación y su parte de culpa):
¿Es la sociedad la que falla? Sin duda, porque es la que elige a esos políticos que no atajan los abusos, no implementan medidas para que funcione la justicia, no se atan los cabos a ellos mismos. Pero para que una sociedad funcione precisa dos pilares básicos que son los que forman y mantienen el pensamiento crítico: la educación y la información. Ambos se disuaden hoy con ahínco. Aquí mismo, gobierno y comunidades autónomas (que son quienes la gestionan en un 80%) van a ahorrar 1.800 millones de euros en educación, en lugar de quitarse ellos mismos canapés, viajes, móviles (California acaba de actuar en ese sentido) y demás prebendas. En un país con gravísimas carencias en esa materia.
– Sobre la corrupción política: con toda la información sobre uno u otro partido referente a “embolsamiento” indebido de capitales de las arcas pública, una se pregunta si no sería mejor que los políticos no pudiesen ni oler el dinero que desde la administración central y desde otras administraciones se destina (o debería destinarse) a los ciudadanos… ¡Qué ya está bien de tanto mangoneo!
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