Columna de opinión radiófonica emitida el 20 de febrero de 2013 en el programa “Pa’ que veas” de Radio Monóvar (sección ‘En el punto de mira’).
Con ellos llegó el escándalo. Los nuevos presupuestos generales del estado, los más austeros de la historia, no agradan a nadie. Ni a los que manifiestan su malestar en la calle y son aporreados por la policía, ni a los que se quedan en casa y son alabados por el gobierno. Ni tampoco a los mercados. La máxima de austeridad con la que se han elaborado convierte a las cuentas estatales en un mamotreto cargado de recortes y más recortes. Recortes que el propio gobierno, cual Judas, se encargó de negar tres veces: por activa, por pasiva y en campaña electoral.
Tampoco agrandan los presupuestos en el ámbito regional. Así se lo hicieron saber ayer al presidente del gobierno los líderes autonómicos. Rajoy zanjó el tema con rapidez: la Conferencia de Presidente no era el lugar adecuado para tratar el tema.
“El estado nos roba” y esta vez la queja no proviene del gobierno catalán, sino del valenciano. Las diferencias son obvias. La Generalitat, la nuestra, no sale a la calle a pedir la independencia, ni convoca un referéndum. De hacerlo, sonaría ridículo y más si las verdaderas razones no están ligadas ni a la historia ni a la cultura, sino al vil metal. En nuestro caso, en lugar de secesión, lo que ha conseguido el recorte en inversión pública es aunar a todas las fuerzas políticas de la Generalitat: a ningún partido le gusta que el estado nos dé menos que al resto de autonomías. Y ahí tenemos al Govern Valencià quejándose con la boca pequeña, exigiendo más dinero, cuanto más dinero mejor, para que se vea nuestro potencial. Si por potencial se refieren a despilfarro e inversión en obras faraónicas, conmigo que no cuenten. Y por faraónicas no me refiero sólo a grandes construcciones, sino también a pabellones polideportivos, auditorios municipales o piscinas cubiertas cuya construcción era viable, sí, pero su mantenimiento no.
Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana se suben al carro. La senda abierta por Mª Dolores de Cospedal en Castilla la Mancha, se extiende. Ahora ya no se habla sólo de adelgazar las cuentas públicas, sino también de recortar los miembros que componen el parlamento regional o en su defecto, de quitarles el sueldo. No hay democracia sin políticos, deberían recordarles a todos aquellos que pugnan por dificultar el pluralismo político en los parlamentos autonómicos.
Dejando a un lado los recortes y politiqueos diversos y ya en el ámbito local, nuestro ayuntamiento ha encontrado la manera de que regrese, con periodicidad mensual y espero que sin faltas de ortografía, El Veïnat y también las emisiones de televisión Monóvar. Eso sí, que nadie se vuelva loco intentando sintonizar un nuevo canal de televisión. Ahora lo que se lleva es Internet y ahí es donde vamos a poder saciar nuestra curiosidad. Nuestra curiosidad cotilla y criticona, claro está.
Responder